El proyecto “Voces en el Fénix”, de la UBA, acaba de
publicar un muy interesante número dedicado a reflexionar sobre la realidad de las y los jóvenes, con el
provocador título de “Feos, sucios y malos”. Y la aclaración pertinente: “Los
jóvenes son uno de los grupos más vulnerables. Como sociedad debemos garantizar
el acceso irrestricto a sus derechos porque de ellos dependerá el futuro de
todos”.
Imposible no estar de acuerdo, pero además, nos gustaría agregar: para
que vivan un presente digno y lleno de sueños.
Transcribimos aquí, un extracto de la Editorial de su
Director, Leandro Abraham Gak.
Ser Joven. Un proceso lleno de dificultades.
(…), vemos con preocupación que sigue habiendo cuentas
pendientes de suma importancia, las principales: el acceso al mundo del trabajo
y la estigmatización que muchos jóvenes sufren vinculada a la violencia y al
delito. Sobre el primer punto, podemos decir que es un problema constante y hasta
el momento sin una solución firme y de base. Los y las jóvenes siguen siendo
uno de los grupos más afectados a la hora de conseguir un trabajo. La mayoría
de quienes lo tienen, lo consiguen de manera temporal, precaria y mal paga.
Esto muchas veces está vinculado a una insuficiente trayectoria educativa, pero
no es la única causa, ya que es un fenómeno que se replica a nivel global. Lo
cierto es que no hay una solución mágica y que las políticas implementadas en
los últimos años al respecto no dieron los resultados deseados. Respecto de la
vinculación de los jóvenes con las situaciones de inseguridad, su resolución
resulta más compleja. Por un lado, una franja importante de la sociedad percibe
a los jóvenes como uno de los elementos principales de los problemas vinculados
a la inseguridad, sin cuestionar y sin comprender siquiera la complejidad que
alberga la problemática de los delitos cometidos por este grupo etario. Por
otro lado, las carencias en el área de educación y trabajo, o en lo que se refiere
a la contención familiar, convierten a estos grupos en sectores marginados y
desamparados haciendo muy difícil, aunque desde ya no imposible, revertir esta
condición que muchas veces lleva a los jóvenes a delinquir.
Los consensos
sociales negativos con respecto al tema de la seguridad contribuyen a que los
miembros de una comunidad eviten comprometerse y colaborar en la elaboración de
políticas que estén a la altura de la complejidad que tiene una problemática
tan sensible para el conjunto de la población. (…). Es una responsabilidad de
todos, pero principalmente del Estado, garantizar, a partir de la cobertura de
educación, trabajo, salud y seguridad y respeto al medio ambiente, y de los
adultos que estamos hoy marcando y definiendo hacia dónde vamos como sociedad,
para asimismo poder gozar de nuestros derechos y garantías, desarrollándonos
integralmente como personas.
Documento completo: "Ser Joven. Feos, Sucios y Malos".
Revista del Plan Fénix. Año 6; Nro 51. Diciembre de 2015.